Saltar al contenido

SOBRE LA OBRA

Intenta rescatar el valor de lo Vital (en tanto movimiento, transformación y lazos). Los cuadros continúan viviendo en el encuentro de las materialidades. Profundiza en las relaciones entre el óleo (aceite) y el acrílico (agua) elementos que “científicamente” no deberían mezclarse. Pero que aquí continúan operando y modificando. Trabaja con pintura líquida sobre un primer avance muy impulsivo mueve la tela intentando una dirección que el estado líquido pone en tensión, dispone y define.

Creando universos interiores que sirven de plataforma para posteriores intervenciones con distinto grado de profundidad, en lo macro, en lo medio y lo micro, los cuadros nos ofrecen capas que sirven de entrada y conexión.

CURADURÍA

¿Qué formas y colores habitan nuestro interior? ¿Cómo somos en ese adentro mutable, en constante pulso de expansión y repliegue? ¿Dónde nace mi expresión a la vida y hasta dónde se extiende mi manifestación en el mundo?

Las emociones, las memorias, los relatos que construimos de nuestra historia, son las fuentes de las que emana nuestro ser y estar en el mundo; son las que inspiran nuestras decisiones existenciales, las que delimitan las posibilidades de la potencia. Como un árbol, cuanto más espacio le demos a nuestras raíces, a nuestro mundo interior, invisible, introspectivo, más altas y frondosas serán nuestras ramas, la expresión de ese adentro en el afuera. Somos reflejo de aquella otra orilla que sólo la metáfora y la poesía logran alcanzar y aprehender.

Las obras de Giselle Balero Reche traen a la luz instantes del pulso vital que recorre nuestros ríos internos. Allí donde la fuerza que nos habita ebulle por ser, allí donde algo nuevo nace de la síntesis, de la fusión, es donde se manifiesta el origen del acto creativo mismo. De una bruma etérea que concentra en sí las infinitas posibilidades del ser, la materia se abre paso para ser atravesada por la experiencia, el cuerpo se vuelve permeable a la vivencia de ser, asumiendo el trance del tiempo y la conciencia del constante fluir.

A cada momento volvemos a crearnos, a reinventarnos, a ciclarnos. Somos la misma naturaleza que hace danzar a las estrellas, la misma que pulsa por abrir los pétalos de una flor, la misma que seguirá liberando energía desde el caos-germen, nutriendo los frutos y entregando las semillas. Los sentidos son nuestras orillas que entran y salen desde los límites de nuestra piel. Vibran, tejen, entraman el adentro y el afuera.

El encuentro entre mundos, estados y formas son parte de las búsquedas que estas obras nos invitan a hacer. ¿Hacia qué lado viaja tu mirada? ¿Se acerca hacia vos, se abre al mundo? Quizás sean parte de un mismo horizonte.

— ALEXANDRA ZALAZAR

es_ES